jueves, 29 de agosto de 2013

León Tolstoi -


Biografía

Ana Karenina


El origen del mal





Cuento El origen del mal de León Tolstoi

El origen del mal
Cuento. Texto completo.
de León Tolstoi 

En medio de un bosque vivía un ermitaño, sin temer a las fieras que allí moraban. Es más, por concesión divina o por tratarlas continuamente, el santo varón entendía el lenguaje de las fieras y hasta podía conversar con ellas.
En una ocasión en que el ermitaño descansaba debajo de un árbol, se cobijaron allí, para pasar la noche, un cuervo, un palomo, un ciervo y una serpiente. A falta de otra cosa para hacer y con el fin de pasar el rato, empezaron a discutir sobre el origen del mal.
-El mal procede del hambre -declaró el cuervo, que fue el primero en abordar el tema-. Cuando uno come hasta hartarse, se posa en una rama, grazna todo lo que le viene en gana y las cosas se le antojan de color de rosa. Pero, amigos, si durante días no se prueba bocado, cambia la situación y ya no parece tan divertida ni tan hermosa la naturaleza. ¡Qué desasosiego! ¡Qué intranquilidad siente uno! Es imposible tener un momento de descanso. Y si vislumbro un buen pedazo de carne, me abalanzo sobre él, ciegamente. Ni palos ni piedras, ni lobos enfurecidos serían capaces de hacerme soltar la presa. ¡Cuántos perecemos como víctimas del hambre! No cabe duda de que el hambre es el origen del mal.
El palomo se creyó obligado a intervenir, apenas el cuervo hubo cerrado el pico.
-Opino que el mal no proviene del hambre, sino del amor. Si viviéramos solos, sin hembras, sobrellevaríamos las penas. Más ¡ay!, vivimos en pareja y amamos tanto a nuestra compañera que no hallamos un minuto de sosiego, siempre pensando en ella "¿Habrá comido?", nos preguntamos. "¿Tendrá bastante abrigo?" Y cuando se aleja un poco de nuestro lado, nos sentimos como perdidos y nos tortura la idea de que un gavilán la haya despedazado o de que el hombre la haya hecho prisionera. Empezamos a buscarla por doquier, con loco afán; y, a veces, corremos hacia la muerte, pereciendo entre las garras de las aves de rapiña o en las mallas de una red. Y si la compañera desaparece, uno no come ni bebe; no hace más que buscarla y llorar. ¡Cuántos mueren así entre nosotros! Ya ven que todo el mal proviene del amor, y no del hambre.
No; el mal no viene ni del hambre ni del amor -arguyó la serpiente-. El mal viene de la ira. Si viviésemos tranquilos, si no buscásemos pendencia, entonces todo iría bien. Pero, cuando algo se arregla de modo distinto a como quisiéramos, nos arrebatamos y todo nos ofusca. Sólo pensamos en una cosa: descargar nuestra ira en el primero que encontramos. Entonces, como locos, lanzamos silbidos y nos retorcemos, tratando de morder a alguien. En tales momentos, no se tiene piedad de nadie; mordería uno a su propio padre o a su propia madre; podríamos comernos a nosotros mismos; y el furor acaba por perdernos. Sin duda alguna, todo el mal viene de la ira.
El ciervo no fue de este parecer.
-No; no es de la ira ni del amor ni del hambre de donde procede el mal, sino del miedo. Si fuera posible no sentir miedo, todo marcharía bien. Nuestras patas son ligeras para la carrera y nuestro cuerpo vigoroso. Podemos defendernos de un animal pequeño, con nuestros cuernos, y la huida nos preserva de los grandes. Pero es imposible no sentir miedo. Apenas cruje una rama en el bosque o se mueve una hoja, temblamos de terror. El corazón palpita, como si fuera a salirse del pecho, y echamos a correr. Otras veces, una liebre que pasa, un pájaro que agita las alas o una ramita que cae, nos hace creer que nos persigue una fiera; y salimos disparados, tal vez hacia el lugar del peligro. A veces, para esquivar a un perro, vamos a dar con el cazador; otras, enloquecidos de pánico, corremos sin rumbo y caemos por un precipicio, donde nos espera la muerte. Dormimos preparados para echar a correr; siempre estamos alerta, siempre llenos de terror. No hay modo de disfrutar de un poco de tranquilidad. De ahí deduzco que el origen del mal está en el miedo.
Finalmente intervino el ermitaño y dijo lo siguiente:
-No es el hambre, el amor, la ira ni el miedo, la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza. Ella es la que engendra el hambre, el amor, la ira y el miedo. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Dedicado a los niños de las guerras


Por favor darle click sobre la postal para leerla

Dedicado a Mafalda


Por favor para leerlo darle click sobre la postal. Gracias.

Manitas agrietadas




Veo tus manitas agrietadas
mi pequeño niño de la puna

y mi alma se resiente,
perdona mi ignorancia
que me hace indiferente,
hay que vivir lo que tú vives
para saber lo que se siente.
La descamada piel de un niño,
su hambre y frío, debería despertar
nuestro cariño.

Maricruz Díaz.
Lima-Perú.
31.05.12

El duelo y las lágrimas




Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: 
Su hijo había muerto. 
Y desde su muerte y durante años, no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día...cuenta el cuento, se le aparece un ángel en su sueño, que le dice:
-¡Basta ya de llorar! 

Y él le responde   -Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más
El ángel le dice:  -¿Quieres verlo?
Y al confirmarle que sí, lo toma de la mano y lo sube al cielo. 

-Ahora lo vas a ver, quédate acá.
A una orden suya, sobre una fila larga de nubes empiezan a pasar un montón de niños vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos.

Como uno se imagina el cielo con los angelitos.
El hombre dice: -¿Quiénes son?
Y el ángel le responde: -Son los niños que han muerto en estos años, y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros. 

El padre le dice  -¿Mi hijo está entre ellos?
-Sí, ahora lo vas a ver – le contestó el ángel, mientras pasaban cientos y cientos de niños.
-Ahí viene- avisa el ángel, 

Y el hombre lo ve, radiante como lo recordaba...pero de pronto, algo lo conmueve: Entre todos, es el único chico que tiene la vela apagada. 
Siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo. En ese momento, el chico lo ve, viene corriendo y se abraza.  El padre lo abraza con fuerza, y le dice: -Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz? ¿por qué no encienden tu vela como a los demás? 
Y su hijo le responde:  -Papá, sí encienden mi vela cada mañana, igual que la de todos nosotros, pero…, ¿sabes qué pasa? cada noche tus lágrimas apagan la mía!!”.


-Anónimo-


¿A que sabe la luna?


Un león en la escuela (Bullying)


martes, 27 de agosto de 2013

La tortuga Fernanda



Por favor...dar sobre la imagen

LA PARÁBOLA DEL MATRIMONIO



Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, VUELEN JUNTOS PERO JAMÁS ATADOS.




DESCONOCIDO

lunes, 26 de agosto de 2013

La Mariposa Azul,


La Mariposa Azul

Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, él sabía responder, a otras no.
Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder.

Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.

- “¿Qué vas a hacer?” preguntó la hermana.
- “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!”
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
- “Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?”

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
- “Depende de ti… Ella está en tus manos.”

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falla. Nosotros somos los responsables por aquello que conquistamos o no conquistamos. Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul. Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.



Proyección de los Abuelos Cuentacuentos del Caslit


           Grupo de Abuelos Cuentacuenteros, junto a Cucha Del Águila, encargada del Taller de Cuentacuentos

La Casa de la Literatura Peruana viene realizando el proyecto Abuelos Cuentacuenteros, que consiste en capacitar gratuitamente a un grupo de adultos mayores para que compartan con el público, especialmente con los niños, historias de nuestra tradición oral.

Participantes durante una de las sesiones del taller
Son veinte los abuelitos que todas las semanas asisten al Taller de Cuentacuentos, realizado por Cucha Del Águila, donde han podido compartir entre ellos, pasar momentos de recreación y desarrollar una habilidad que al mismo tiempo rescata la literatura oral de nuestro país y les permite incentivar el hábito de la lectura.
En el proyecto participan adultos mayores de 53 a 76 años, de distintos distritos limeños (Chorrillos, Puente Piedra, Cercado de Lima, Chaclacayo, San Juan de Miraflores, Surco, Santa Anita, entre otros). Este grupo de abuelos cuentacuenteros está integrado por docentes, sociólogos, trabajadores independientes y jubilados. 

"Todos ellos próximamente participarán en actividades y promoción de la lectura, como:- 
-el programa Lima Lee de la Municipalidad de Lima 
-o las actividades organizadas por Promolibro, entidad del Ministerio de Cultura. 
Además, visitarán 
-colegios y hospitales, y 
-realizarán presentaciones en la Casa de la Literatura Peruana".

Debido al éxito de este proyecto una vez finalizado el proceso con el primer grupo volveremos a abrir una convocatoria para formar un nuevo grupo de Abuelos Cuentacuenteros.

sábado, 24 de agosto de 2013

Vuelve a contarme ese cuento...



Hace muchos años mis padres tuvieron que viajar para encontrar mejores medios económicos y poder salir adelante,  darme una buena educación,  porque en mi país las condiciones no estaban del todo bien, así que me dejaron en manos de mis abuelitos, que ya tenían una edad avanzada.
Ellos pacientemente suplieron la falta de mis progenitores con mucho cariño y dedicación,  yo tenía en esa época 10 años, iba al colegio y hacía las propias travesuras de un niño de esa edad.
Con todos sus años encima mi abuelito, me despertaba muy temprano para poder asearme y salir a tiempo a estudiar, él me acompañaba a tomar el bus y me dejaba en la esquina del colegio, de allí me veía entrar, nunca me hizo pasar vergüenza llevándome hasta la puerta...
Mi abuelita era muy dulce, me daba un rico desayuno y me ponía lo que me gustaba en la lonchera.
Ya en el colegio entre mis compañeros de clase y los profesores me hacían olvidar que los días se hacían semanas, y las semanas meses, y los meses años...

Mis abuelos antes de ir a dormir tenían por costumbre diaria contarme un cuento, una leyenda o un mito de esos que te dejan atento de principio a fin, unas veces mi abuela terminaba el cuento otras mi abuelito.
Pero había uno en especial, que me gustaba que me repitan y nunca me cansaba de escucharlo "El capitán pata de palo"
Con el paso de los años yo me convertí en un joven sano pero veía con preocupación cómo mis dos abuelos ya no tenía el mismo vigor de antes. Empezaron los dos ha asistir periódicamente al doctor pero cada vez que regresaban de la consulta y yo les preguntaba   -¿Cómo les ha ido?  -Me respondían   -¡Muy bien!, mucho mejor que la ultima vez.

Llegó la navidad, ese año había cumplido los 16, y como sorpresa mientras mi abuela cocinaba el pavo y con mi abuelo terminábamos de poner la mesa, con adornos precisos para la fecha... Tocaron la puerta, muy insistentemente.
Mi abuelo quiso abrir, pero le dije con un ademan de mano que yo iba a ver quien era.
Miré por la ventana, y vi a una pareja de adultos con unas maletas y un auto en la puerta.
Un vuelco sentí en el corazón...
Abrí,  y nos quedamos mirando largamente ...¡Eran mis padres...!
Mi abuela saliendo de la cocina exclamó - Pero cómo...¡pasen! ¡pasen que hace frío! ¿Qué hacen en la puerta?
Todos nos unimos en un abrazo, muy fuerte entre lágrimas y risas.
Pasamos la mejor navidad después de muchos años.Todo el tiempo era preguntarnos y escuchar con atención cada anécdota, era como si quisiéramos recuperar ese intervalo de ausencias.

Mi padre con el dinero ahorrado todos esos años mejoró la casa, hizo que mis abuelos vayan a una clínica geriátrica, montón un negocio con mi madre en lo que fue la cochera.
Todo cambió, la rutina se alteró, entre mis estudios y apoyar a mis padres...sin darme cuenta, había perdido todo vínculo con mis abuelos, solo por la noche pasaba a verlos y decirles  -Hasta mañana abuelos, buenas noches...

Llegó mi cumpleaños,  y yo feliz porque saldría a una discoteca con mis compañeros y amigos...
Mis abuelos me trajeron muy temprano un obsequio, pero tenía tanto apuro por salir que...agradecí y salí apresurado.

Ciertamente la pasé genial, toda la noche de fiesta ...Ya por la madrugada, de regreso a casa iba canturreando, cuando vi  al frente una ambulancia, estaba estacionada en la puerta de la casa..
Me quedé paralizado.
Mis padres estaban por subir al auto y seguir a la ambulancia, cuando me vieron. Mi padre me tomo fuerte de los hombros y me dio un empujón  dentro del auto, como un muñeco inerte  no entendía nada.
Llegamos a la Clínica y de la ambulancia bajó mi abuela, y los enfermeros sacaron la camilla donde estaba mi abuelo inconsciente con una botella de suero sobre su pecho.
Mi abuela al verme se abrazó a mi cuerpo y rompió a llorar.
Una enfermera nos indicó que no podíamos entrar, que solo mi padre hiciera los papeleos, los demás quedamos en una sala contigua al pasadizo por donde se llevaron a mi abuelo.

Estuvimos toda la mañana y la tarde, ya casi al anochecer el médico que lo atendía salió para decirnos que lo crítico había pasado, pero que volvamos por la mañana, que nos vayamos a descansar, no podíamos hacer nada allí.
Mi abuela no quería dejar la Clínica, solo por la insistencia de mis padres muy enojada aceptó regresar en el auto.

Muy temprano nos alistamos para ver a mi abuelo, mas tranquilos por la recomendación del médico. Preguntamos si podíamos pasar a verlo, pero nos dieron una respuesta que la sentí evasiva. Mi padre se alteró y pidió hablar con el médico a cargo.
Como a los quince minutos salieron dos, uno de ellos era el que nos había hablado la noche anterior...
Con un gesto adusto este nos informó que...Mi abuelo había fallecido.

No podíamos creerlo, ¡era imposible! pensé.
Mi madre preguntaba   -¿Pero si ayer nos dijeron que había pasado lo crítico?...¡¿Cómo es posible que esté muerto?!

Mi abuela se mantenía de pie, pálida pero de pie, no articulaba palabra, su mirada fija y sus lágrimas rodando por sus mejillas. La abracé muy fuerte y casi la obligué a sentarse con mucho cuidado.
Ella empezó a orar bajito, casi para ella misma...

Sucedieron las cosas una tras otra, sin pensarlo mucho.

Llegado el mes de la partida de mi abuelo, fue ella, mi abuela, quien con terquedad quiso organizar su misa,  -Como lo hubiera querido tu abuelo, -decía.

Y así fue, como lo hubiera querido él y lo hubiera pedido, porque los dos se entendían  muy bien siempre.

Antes de irnos a descansar mi abuela me llamó con dulzura y me dijo  -Vuelve a contarme ese cuento...
La miré con ternura y le dije  -¿Ese cuento? y ella me respondió -Sí, ése que te gustaba que tu abuelo te repita una y otra vez de niño.
Se arropó en su cama y con un ademán me indicó que me siente a su lado, muy cerca,  y como una niña me miro esperando que empiece a contar el cuento.
Sinceramente no recordaba muy bien...-"El capitán pata de palo" le dije-  Y traté de hacerlo lo mejor que pude, mientras ella me sonreía.

Se quedó así con los labios sonriendo y cerró sus ojos, quedándose dormida, le besé la frente y salí tratando de no hacer ruido.

Toda la noche pensaba lo duro de todo este tiempo donde mi alejamiento  me hacía tener remordimientos.
Amaneció, y no pude a pesar de ser domingo, quedarme mas tiempo en la cama.
Fui a ver a mi abuela para pedirle que salgamos y demos un paseo juntos.

Entré y estaba igual dormida, me acerqué para motivarla y llevarla a pasear como antes le gustaba, pero por mucho que la movía y llamaba, ella no despertaba.
Me arrodillé y besé sus manos y frente, una paz inmensa me atrapó al verla, así quieta, con la sonrisa en sus labios.
En mi mente revoloteaba su pedido...- Vuelve a contarme ese cuento...
Ella ya estaba junto a mi abuelo.




MADILLÉ
María de la Cruz Díaz LL.
©Derechos Reservados del autor®
Agosto, 2013 - Lima-Perú

Cuento El barranco


EL BARRANCO
 
de José María Arguedas

En el barranco de K'ello-k'ello se encontraron, la tropa de caballos de don Garayar y los becerros de la señora Grimalda. Nicacha y Pablucha gritaron desde la entrada del barranco:

-¡Sujetaychis! ¡Sujetaychis! (¡Sujetad!)

Pero la piara atropelló. En el camino que cruza el barranco, se revolvieron los becerros, llorando.

-¡Sujetaychis!

Los mak'tillos Nicacha y Pablucha subieron, camino arriba, arañando la tierra.

Las mulas se animaron en el camino, sacudiendo sus cabezas; resoplando las narices, entraron a carrera en la quebrada, las madrineras atropellaron por delante. Atorándose con el polvo, los becerritos se arrimaron al cerro, algunos pudieron volverse y corrieron entre la piara. La mula nazqueña de don Garayar levantó sus dos patas y clavó sus cascos en la frente del "Pringo". El "Pringo" cayó al barranco, rebotó varias veces entre los peñascos y llegó hasta el fondo del abismo. Boqueando sangre murió a la orilla del riachuelo.

La piara siguió, quebrada adentro, levantando polvo.

-¡Antes, uno nomás ha muerto! ¡Hubiera gritado, pues, más fuerte! -Hablando, el mulero de don Garayar se agachó en el canto del camino para mirar el barranco.

-¡Ay señorcito! ¡La señora nos latigueará; seguro nos colgará en el trojal!

-¡Pringuchallaya! ¡Pringucha!

Mirando el barranco, los mak'tillos llamaron a gritos al becerrito muerto.

La Ene, madre del "Pringo", era la vaca más lechera de la señora Grimalda. Un balde lleno le ordeñaban todos los días. La llamaba Ene, porque sobre el lomo negro tenía dibujada una letra N, en piel blanca. La Ene era alta y robusta, ya había dado a la patrona varios novillos grandes y varias lecheras. La patrona la miraba todos los días, contenta:

-¡Es mi vaca! ¡Mi mamacha! (¡Mi madrecital).

Le hacían cariño, palmeándole en el cuello.

Esta vez, su cría era el "Pringo". La vaquera lo bautizó con ese nombre desde el primer día. "El Pringo", porque era blanco entero. El Mayordomo quería llamarlo "Misti", porque era el más fino y el más grande de todas las crías de su edad.

-Parece extranjero -decía.

Pero todos los concertados de la señora, los becerreros y la gente del pueblo lo llamaron "Pringo". Es un nombre más cariñoso, más de indios, por eso quedó.

Los becerreros entraron llorando a la casa de la señora. Doña Grimalda salió al corredor para saber. Entonces los becerreros subieron las gradas, atropellándose; se arrodillaron en el suelo del corredor; y sin decir nada todavía, besaron el traje de la patrona; se taparon la cara con la falda de su dueña, y gimieron, atorándose con su saliva y con sus lágrimas.

-¡Mamitay!

-¡No pues! ¡Mamitay!

Doña Grimalda gritó, empujando con los pies a los muchachos.

-¡Caray! ¿Qué pasa?

-"Pringo" pues, mamitay. En K'ello-k'ello, empujando mulas de don Garayar

-¡"Pringo" pues! ¡Muriendo ya, mamitay!

Ganándose, ganándose, los becerreros abrazaron los pies de doña Grimalda, uno más que otro; querían besar los pies de la patrona.

-¡Ay Dios mío! ¡Mi becerritol ¡Santusa, Federico, Antonio...!

Bajó las gradas y llamó a sus concertados desde el patio.

-¡Corran a K'ello-k'ello! ¡Se ha desbarrancado el "Pringo"! ¿Qué hacen esos, amontonados allí? ¡Vayan, por delante!

Los becerreros saltaron las gradas y pasaron al zaguán, arrastrando sus ponchos. Toda la gente de la señora salió tras de ellos.

Trajeron cargado al "Pringo". Lo tendieron sobre un poncho, en el corredor. Doña Grimalda, lloró, largo rato, de cuclillas junto al becerrito muerto. Pero la vaquera y los mak'tillos, lloraron todo el día, hasta que entró el sol.

-¡Mi papacito! ¡Pringuchallaya!

-¡Ay niñito, súmak'wawacha! (¡Criatura hermosa!).

-¡Súmak' wawacha!

Mientras el Mayordomo le abría el cuerpo con su cuchillo grande; mientras le sacaba el cuerito; mientras hundía sus puños en la carne, para separar el cuero, la vaquera y los mak'tillos, seguían llamando:

-¡Niñucha! ¡Por qué pues!

-¡Por qué pues, súmak'wawacha!

Al día siguiente, temprano, la Ene bajaría el cerro bramando en el camino. Guiando a las lecheras vendría como siempre. Llamaría primero desde el zaguán. A esa hora, ya goteaba leche de sus pezones hinchados.

Pero el Mayordomo le dio un consejo a la señora.

-Así he hecho yo también, mamita, en mi chacra de las punas -le dijo.

Y la señora aceptó.

Rayando la aurora, don Fermín clavó dos estacas en el patio de ordeñar, y sobre las estacas un palo de lambras. Después trajo al patio el cuero del "Pringo", lo tendió sobre el palo, estirándolo y ajustando las puntas con clavos, sobre la tierra.

A la salida del sol, las vacas lecheras estaban ya en el callejón llamando a sus crías. La Ene se paraba frente al zaguán; y desde allí bramaba sin descanso, hasta que le abrían la puerta. Gritando todavía pasaba el patio y entraba al corral de ordeñar.

Esa mañana, la Ene llegó apurada; rozando su hocico en el zaguán, llamó a su "Pringo". El mismo don Fermín le abrió la puerta. La vaca pasó corriendo el patio. La señora se había levantado ya, y estaba sentada en las gradas del corredor.

La Ene entró al corral. Estirando el cuello, bramando despacito, se acercó donde su "Pringo"; empezó a lamerle, como todas las mañanas. Grande le lamía, su lengua áspera señalaba el cuero del becerrito. La vaquera le maniató bien; ordeñándole un poquito humedeció los pezones, para empezar. La leche hacía ruido sobre el balde.

-¡Mamaya! ¡Y'astá mamaya! -llamando a gritos pas- del corral al patio, el Pablucha.

La señora entró al corral, y vio a su vaca. Estaba lamiendo el cuerito del "Pringo", mirándolo tranquila, con sus ojos dulces.

Así fue, todas las mañanas; hasta que la vaquera y el Mayordomo, se cansaron de clavar y desclavar el cuero del "Pringo". Cuando la leche de la Ene empezó a secarse, tiraban nomás el cuerito sobre un montón de piedras que había en el corral, al pie del muro. La vaca corría hasta el extremo del corral, buscando a su hijo; se paraba junto al cerco, mirando el cuero del becerrito. Todas las mañanas lavaba con su lengua el cuero del "Pringo". Y la vaquera la ordeñaba, hasta la última gota.

Como todas las vacas, la Ene también, acabado el ordeño, empezaba a rumiar, después se echaba en el suelo, junto al cuerito seco del "Pringo", y seguía, con los ojos medio cerrados. Mientras, el sol alto despejaba las nubes, alumbraba fuerte y caldeaba la gran quebrada.

FIN

El RECOGEDOR Y LA ESCOBA



Había...una casa, muy reluciente donde el olor a jazmines penetraba por todo los pasillos, 

y los pisos asemejaban a límpidos espejos...
Iba subiendo por las escaleras y empecé a escuchar unos murmullos. Era la cama y la ventana que se ufanaban de ser los mas importantes de la casa; la señora cama regordeta y soñadora decía  –Son los dueños de esta casa que en mi descansan...si no fuera por mi ehhh, solo por mi, estarían malgeniados y cansados.  A lo que respondió la ventana muy coqueta y segura de sí misma  –Calla gordita, que sin mi esos aromas del jardín no entrarían a perfumar cada habitación, aparte, que todos al abrirme respiran contentos y ven alegres el paisaje.
La cómoda, el ropero, la mesita de noche y el sofá de leer, soltaron una carcajada. 
No sabría decir si fue por el diálogo de estas dos señoras, o porque el plumero empezó a hacerles cosquillas...

– ¿Qué te pasa plumero? – dijo la cama – ¿No ves que interrumpes nuestra conversación?

El plumero dejando de limpiar, se volvió a la cama para responder  –Las  escuchaba señoras y no he querido interrumpir su diálogo-discusión...Pero, me ha dado mucha gracia lo que se decían y tanto la cómoda, el ropero, la mesita de noche y el sofá así también lo han entendido...¿Es una broma verdad?

La ventana muy ofendida y casi con enojo le digo –Oiga señor plumero, ¿acaso me ve con cara de payasa?

A lo que el plumero solícito respondió –Noooo, ¡Dios me libre! para nada señoras. Pero creo, solo creo...Que si pensamos en quién es importante en esta casa...Podría decir que son...

¡La señora escoba y el señor recogedor...!

Casi quedo sorda de toda la bulla que terminaron haciendo la cama, la ventana, la cómoda, el ropero, la mesita de noche y el sofá, al soltar todos a la misma vez, una carcajada.

Fue allí que por el dolor de oídos me metí en la conversación...con mis gritos...
– ¡Cállense!¡Silencio!...¡He dicho que se callen!

(Silencio...)

Me puse muy erguida y con tono muy serio pregunte  –¿Cual es el chiste? ¿Por qué la señora escoba y el señor recogedor no pueden ser importantes?

Unos a otros se miraban con una media sonrisa en los labios...

– Estoy preguntado, – dije... –¿Nadie va a responder?

–Yo...– dijo bajito el plumero –Pienso que la burla se debe a que la labor de la señora escoba y el señor recogedor es con la basura y limpieza de la casa...Como yo, con el polvo.

En tono solemne  y con mirada muy seria les dije  

–Pues fíjense que equivocados están al menospreciar a los señores, escoba y recogedor, porque sin ellos esta casa estaría muy sucia y descuidada, ninguno de Uds. podría estar aseado,  ni bonito.  Es su importancia en hacer su labor muy detallada que los hace imprescindibles en esta casa prolija....Así que vayan cambiando esas sonrisa de burla,  y desde ahora en adelante respeten a la señora escoba y al señor recogedor...Que hoy justamente  les he dado el día libre y han salido a pasear...

Miramos por la ventana,  y allá en lo alto...bailan los dos  felices bajo la luna plateada... 



MADILLÉ

María de la Cruz Díaz LL.
©Derechos Reservados del autor®
Agosto, 2013 - Lima-Perú



viernes, 23 de agosto de 2013

TV Perú Noticias - Dominical:-




Conté...La bruja Achiqué

En una comarca lejana y solitaria de La Merced, en un tiempo de gran hambruna, unos campesinos que tenían dos hijos pequeños, viéndolos sufrir por el hambre y enloquecidos por la proximidad de la muerte, decidieron meterlos en una bolsa y arrojarlos a un barranco. La bolsa se atracó en un árbol seco cerca a las orillas del río, unos pajaritos jugando desataron la talega donde estaban los niños...ellos, llenos de hambre caminando llegaron a casa de una viejecita del monte que los recibió con aparente bondad.
Después.de darles de comer, una deliciosa sopa dispuso los hermanos durmiesen separados.
Ella dijo: – Dormiré con tu pequeño hermano y tú niña dormirás cerca de la chimenea.
Al alba la niña sintió débiles quejidos y suponiendo que fuese su hermano inquieta la niña preguntó que sucedía a lo que la anciana le respondió que estaba sacándole los piojos a su hermanito. Esto se repitió otra vez y nuevamente la viejita le respondió que estaba sacando las liendres al pequeño, la tercera vez que escuchó a su hermanito quejarse, la niña se levantó sin hacer ruido y pudo ver como la anciana...era la bruja Achiqué, que intentaba descuartizar a su hermano con una cortadera.
Sin perder tiempo, cogió la chiquilla un puñado de ceniza y el echó a los ojos de la bruja y mientras esta corría a lavarse al puquial desató a su hermano y huyeron de prisa. Llegaron hasta un árbol donde había un cóndor.
-¡Taita cóndor, ocultanos bajo tus alas que nos alcanza la Achique! – le suplicaron. y extendió sus alas el cóndor, cobijando a los niños uno a su lado derecho y a la otra al izquierdo.
-“¿Cóndor, has visto pasar por aquí dos niños que se me han escapado? -¡Déjame ver qué tienes bajo las alas!”
Al aproximarse la bruja , el ave le dio de aletazos e hizo caer rodando a la bruja hasta el fondo del barranco,.
Los niños salieron agradeciendo al Cóndor y siguieron su marcha apresurados.mientras la bruja gritaba 
– ¡Se me han escapado!.
En la loma encontraron una cueva donde se acicalaba una zorra a la que le pidieron ayuda, la zorra les escondió en su cueva.
La bruja jadeando llegó donde ella y le preguntó – Zorra, has visto a dos niños que me han robado...
y la zorra le respondió:  – Aquí sólo están mis crías.
Pero la bruja no le creyó y cuando iba a entrar a la cueva le dio de zarpazos.
Los niños antes de correr agradecieron a la zorra y prosiguieron su marcha, ya al atardecer, fatigados de tanto correr, llegaron a la madriguera de una zorrillo que igual  los ayudó metiéndolos en un hueco que cavó y llenó de hojas secas. Al anochecer llegó la bruja. y trató de sacar las hojas pero el zorrillo votó su olor fétido y la bruja se cayo espantada...Mientras los niños agradecían y salían corriendo.
Soñolientos llegaron a un prado donde había un rebaño de ovejas, los niños le pidieron a la más vieja que tenía una cuerda que los escondiera de la bruja, a lo que la oveja comenzó a mover su cuello hasta que la cuerda cayó al piso...Pero cosa mágica que esta quedó tiesa del piso al cielo...Por donde los niños empezaron a subir.
Vieja oveja, dijo la bruja, de seguro aquí están escondidos dos niños que se me han escapado.
-Aquí sólo están mis hermanas  - dijo la oveja.
Huían, huían los niños subiendo por la cuerda y tras ellos de nuevo los seguía la bruja tirándoles piedras.  Ya muy arriba apareció entre la bruja y los niños un pericote en la cuerda. La bruja le gritó -¿Oye dientudo salte y déjame pasar! pero el pericotito le respondió - Estoy comiendo mi semita morena (pancito) En realidad el pericote roía la soga.
De pronto la cuerda se rompió y desde lo alto se vino abajo la bruja.
-Pampallampa, Pampallampa, gritaba la vieja mientras caía. ¡Pampallampa! en las piedras No, en las piedras No!!!!  Y cayó despanzurrada en medio del llano.
Arriba seguían subiendo los niños al país de las nubes. La soga se mecía en el cielo como un inmenso tallo.
Dicen que donde cayó la bruja no ha vuelto a crecer nada y que allá en el cielo viven los dos niños sin padecer de hambre  ni de frío.

“Estampas y Cuentos de mi Tierra”, Tomo I, 1986, Aija-Peru

ABUELOS CUENTA CUENTOS

Oh Diosas! - Aprendiendo a contar cuentos

NUEVOS CUENTOS PERUANOS...

NUEVOS CUENTOS PERUANOS

Viajar por los lugares recónditos del Perú es empaparse, además de imágenes, de mitos, leyendas y tradiciones trasmitidas por medio de la tradición oral en miles de años. El resultado de sentarse al calor de los fogones para hablar con las mamalas o abuelas, o en los poyos delante de las chozas, estancias o cabañas, sobre pieles de borrego y escuchar la voz mágica del tiempo sobre nuestra gente y nuestro medio ambiente humanizado a veces o como telón de fondo de historias de fábula. 

Publicar NUEVOS CUENTOS PERUANOS para los niños con este riquísimo patrimonio inmaterial es una tarea encantadora pero difícil. Salvo algunas empresas el resto entiende muy poco del rescate que se intenta con ayuda de las ilustraciones de Kukuli Velarde.
Nos place presentar los últimos cuentos trabajados con ella. 

Tenemos al NIÑO HONDERITO de Ayacucho. Un pequeñín que se apareció a unos chiquillos de Huanta pidiendo jugar con ellos a los trompos. Los niños que estaban afinando su puntería con las hondas para matar pajaritos le aceptaron. Así pasó el tiempo hasta que un día los halló tristes. ¿Qué había ocurrido?. Pues, que sus padres con ayuda de los indicadores vegetales, animales y otros, habían deducido que el año sería seco. Al conocer el problema el niño les pidió una honda y disparó al cielo. Se formaron nubarrones y se produjo el milagro. 

El niño les dijo que no volvería y que si querían verle debían ir a la Pampa de San Agustín en Huamanga. Cuando tuvieron tiempo fueron con sus padres y allí estaba. Allí lo vi también y me contaron su historia. Este cuento ha tenido el apoyo de Importaciones Hiraoka. 

El segundo cuento ilustrado por Kukuli se refiere a la Sirenita de la Saraja. Ella es amiga de las estrellas del cielo que se convierten en estrellas de mar para jugar. Cuando quiere visitar a sus padres y a su pueblo que viven en el fondo de la laguna donde se han refugiado va en el lomo de un hermoso pez con aletas de oro. El argumento trata de los problemas que debe afrontar cuando Ica comienza a crecer y nuevos pobladores amenazan con instalarse cerca del cerro de la Saraja. Ella y los lobos tienen que ver la forma de trasladar a su gente. La sirenita está siempre en la bahía de Parakas para proteger a los animalitos marinos. 

He podido comprobar que nuestros estudiantes saben muy poco de las grandiosas culturas que se desarrollaron en nuestro territorio. Para llenar este vacío hemos comenzado una pequeña serie sobre ellas. El primer cuento es sobre los Chavin, Maestros de la Piedra. Realmente es fascinante examinar sus monolitos donde está grabada la historia de esta gran cultura peruana. Estamos trabajando en cosmovisión andina y es grato comprobar que nuestros antepasados tenían una enorme relación con el medio ambiente. El famoso Lanzón, el llamado Obelisco Tello que es un caimán y el llamado igualmente monolito Raimondi, así como las cabezas clavas para las cuales nos ayudó la investigación gerontológica del médico Fernando Moreno Corzo, ayudó a descifrar secretos guardados por milenios en Chavín de Huantar. 

Con ellos nuestra series llegan a ocho títulos publicados: EL SALTARIN, Niño Dios de Lima, auspiciado por el Banco de Crédito. LAS TAREAS DE YACHA, ubicado en el pueblo de Tupe, Yauyos. EL DIVINO ROBAPAN, Niño Dios de Cusco. EL MUKI, pequeño guardián de las vetas de oro y plata de los Andes, auspiciado por Minera Buenaventura. UCHUCHULLKO, personajito mágico protector de la vida silvestre en los cerros, auspiciado por Southern Perú. LA SIRENITA DE LA SARAJA ya mencionada. EL HONDERITO de Ayacucho y LOS CHAVIN. 

Esperamos, con verdaderas ansias, continuar. La misma Kukuli que trabaja sus artes plásticas en Filadelfia ayudará para la publicación de EL PICAFLOR QUE VIAJÓ AL CIELO. Tenemos muchas historias. Se necesita mecenas de nuestro siglo que hagan posible la salido de nuevos cuentos como un aporte a la niñez que está leyendo con amor y conociendo una herencia ancestral que les pertenece. 
Esta es una campaña cívica con los textos y fotos de Alfonsina Barrionuevo.

FUENTE:
http://www.terra.com.pe/turismo/patrimonio/arte69.shtml

VÍCTOR Y LA LUNA



En el planeta de las estrellas Doña Luna era la reina pero ella muy triste pasaba la noche entera. Las estrellas hacían de todo para que recupere la alegría pero sus ojos estaban rojos de tanto llanto y su rostro palidecía como un papel.
Los ángeles se encontraban igualmente preocupados porque la Luna no los alumbraba como antes y buscaban la fórmula perfecta para solucionar dicho problema.
Cada noche al sonar las campanas anunciando las diez llevaban ante la Luna a algún niño escogido del planeta Tierra para que converse con ella.
Ya habían pasado por allí más de mil pequeños pero nadie había logrado arrancarle ni una sola sonrisa.
Cierto día del mes de julio, una estrella rosada, pequeña y juguetona, divisó en Brasil a un niño llamado Víctor que era muy amado por su familia. Él corría alegre con sus mascotas por el jardín y le preguntó si quería conocer a Doña Luna.
El pequeño, que tenía la carita más dulce del mundo, aceptó de inmediato porque siempre desde su habitación miraba admirado a la belleza plateada.
Esa noche al caer las diez Víctor se presentó ante su Majestad Luna. Ella lo miró un largo tiempo sin pronunciar ninguna palabra. El pequeño se acercó a la estrellita rosada y le pidió que los dejaran solos y que cerraran las puertas del Castillo.
El Castillo era muy grande y hermoso, muchas estrellas vivían con la Luna y aunque estaban algo curiosas, hicieron caso al niño.
Un rato después se escucharon carcajadas, Doña Luna y Víctor reían y debajo de la puerta del Castillo se veía un gran resplandor. Era tanto su brillo que muchos ángeles se acercaron a aquel lugar para disfrutar ese maravilloso acontecimiento.
Se oyó a su Majestad Luna pidiendo que abrieran la puerta y las estrellas levantaron el techo que cubría el Castillo para que alumbrara a todos con su luz. Su belleza era tan plena que las estrellas y los ángeles estaban muy agradecidos con el pequeño.
Desde ese día Víctor visita a la Luna cada noche pero nadie conoce el motivo de tanta alegría…
Sólo la Luna y Víctor, saben que al sonar las campanas las diez, el pequeño se sienta en ella y cabalga como si fuese un caballo de madera mientras sus manitos le hacen muchas cosquillas. Los dos sonríen a carcajadas cómplices de sus juegos y travesuras.
Este momento especial es esperado con ansias por ambos donde comparten su amistad y la felicidad llena sus corazones y la Luna resplandece intensamente.
Ahora que tú también lo sabes, no olvides guardar su secreto…
Fin

Todos los Derechos Reservados

EL TRAUCO




EL TRAUCO

Extenuada de fatiga me dirigí hacia un rincón del jardín y me dejé caer sobre una roca para descansar. Al otro lado de la muralla de la maleza, se encontraba el Trauco como si esperara a alguien.
Estaba afirmado en un mesón de madera labrada donde se veían tragos y abundante comida. Por su aspecto famélico daba la impresión de ser un pobre enano muerto de hambre, pero era sólo su apariencia, porque en breve tomó una copa y bebió; luego siguió con la comida y pronto recuperó su vigor capaz de derribar un árbol de un golpe.
Con paso resuelto salió del lugar y al parecer se alejaba por un rato…
Aprovechando ese descuido, corrí a beber un poco de aquel licor de oro que había sobre la mesa.
Una vez aliviada, regresé como si lo que acabara de suceder no tuviera ninguna importancia, y comencé a sentirme feliz. Un extraño fuego recorrió el mar de mis venas, como si el licor hubiera vertido en ella un maravilloso sortilegio.
En eso regresó el Trauco.
Con pasos lascivos, el tentador se acercó, cortó unas flores y me las arrojó, ofreciéndome sus encantos, rozando mis manos y acariciándome los cabellos.
Me cubrí los ojos para no verlo, pero al mismo tiempo, desesperada y no pudiendo refrenar los impulsos de mi sensualidad, eché mis brazos a su cuello… me dejé estrechar por sus fuertes manos. El adorable monstruo me levantó del suelo y me llevó al bosque.
‘Esta es la prueba de amor- pensé- lo más terrible y dulce que me pueda suceder’
El Trauco se detuvo, nos detuvimos; me miró fijamente y dijo:
–Desde que llegaste a la comarca estoy deseando poseerte. Además, eres bonita y por eso te iniciaré en el sexo.
– ¡Cómo! – Digo celosa – ¿Así es como te diviertes con todas las mujeres?
¡–Claro!... ¿Y qué? ¿Acaso piensas que me limitaré a una sola? Mi libertinaje es irremediable. Tengo que corromperlas a todas, pues, mi felicidad depende de ustedes, que apenas pueden saciar mi apetito ¿Por qué dejarlas tranquilas? Incluso hay varias niñas que aún me desean.
Efectivamente, desde el momento en que lo vi, adoré a este vil enano; no pude resistirme a sus encantos viriles y ya me fue imposible dejarlo.

TRAUCO


Being extremely tired, I went to a corner of my garden and laid on a rock to rest. On the other side of the bushes, the Trauco was lurking, as if he were waiting for someone. He was standing in front of a large table where one could see lots of drinks and plenty of food. By his aspect he looked as a starving dwarf, but that was a mere appearance: he soon drank from a cup and then he went on for the food and so he recovered his vigor, with which he was able to knock a tree down a single blow.
With steady pace he got off that place and apparently got away… Taking advantage of this situation, I ran to drink some of the licor de oro that was on the table. Once relieved, I returned to hide from him. But I started to feel sort of funny and happy, as if the events I witnessed had no importance. Then a very strange desire rushed down the ocean of my veins, as if the liquor had poured into them a marvelous spell. The flowers that surrounded me seemed to emit a universal sound that invited me to love.
Then the Trauco came back.
With luscious steps he got closer to me; he cut some flowers and threw them to me, offering his charms to me, caressing my hands, my hair. I covered my eyesight not to see him, but at same time, desperate and unable to restrain my sensuous instincts, I put my arms around his neck and let him hold me from the ground and brought me to the forest…
-This in the proof of my love – I thought- The most terrible and sweetest thing that could happen to me.
Trauco stopped; we stopped. He looked at me in the eye and said:
-Since the day you arrived to this village I have wanted to have you. Besides, you are beautiful and that is why I will initiate you in sex.
-What? - I said jealous- Is that how you have fun with the women?
-Of course, if it is so, so what? Or do you think that I can reserve myself for just one woman?
My debauchery has no limits. I have to corrupt them all, because my happiness depends on all of you who can hardly satisfy my sexual appetites. Why should I let you alone? In fact, there are plenty of girls that still want for me.
In effect, since the moment I saw him, I loved that vile dwarf; I could not resist his manly charms and it was impossible for me to leave him.



HECTORVELIZPM
AUTOR

Derecho de propiedad intelectual nº 110.211
editorial mentanegra
e-mail: hectorvelizpm@yahoo.es
Chiloé-Chile


GLOSARIO


TRAUCO

Seductor de doncellas

Enano deforme y repelente, lleva una vida retirada en el bosque.
Si alguien lo molesta es capaz de matarlo de una mirada.
Pero con las mujeres es diferente.
A ellas, no las deja para nadie. Si es doncella, la sigue y excita hasta poseerla.
A pesar de su repugnante aspecto, las seducidas aseguran que un ser irresistible, de tal manera que embrujadas por sus encantos van en su busca


TRAUCO

Seducer of Virgin Girls

Deformed and offering male dwarf, he leads a retired life in the forest.
If someone bothers him, he is bale to kill him with one look.
However, with the women, he is different; he wants them only for him.
If she is a virgin, he follows her and turns her on until he can have her.
Despite his offensive aspect, the tempted women declare that he is an irresistible being, so much so that, bewitched by his charms, they go in search of him in the mountain.

Y estamos de canto y encanto de rimas si te aproximas...

Sal, sol, solito,
y estáte aquí un poquito,
por hoy y mañana
y por toda la semana.
Aquí vienen las monjas,
cargadas de toronjas;
no pueden pasar
por el río de la mar.
Pasa uno, pasan dos,
pasa la Madre de Dios,
con su caballito blanco,
que relumbra todo el campo.
Aquí viene Periquito,
con un cantarito
de agua caliente,
que me espanta a mí y a toda la gente.



—Sal, sol, que te llama mi señor.
—¿Qué me quiere? ¿qué me quiere?
—Darte una capa de color.
—¿De qué color?
—De la marca mayor.



“Sopla vivo te lo do”:

—¿Los mosquitos tienen ojos?
—Sí, mis ojos.
—¿Pican bien?
—Sí, mi bien.
—¿Pican en la palma?
—Sí, mi alma.
—¿Y en la oliva?
—Sí, mi vida.
—¿Quiéreste casar conmigo?
—Sí, que lo digo.
—¿Quiéresmele dar?
—Ni llegar.


—A Castilla fue,
de Castilla volvió,
barranco saltó,
garrancho la entró:
tal cual está, tal te la do.
—Digo y redigo
que cual está la recibo. 


…Deles mucho pan e vino, 
que den al pobre mezquino; 
deles algo e dineros,
que den a pobres romeros; 
deles paños e vestidos,
que den a ciegos tollidos.


Dos horas duerme el santo,
tres, el que no lo es tanto,
cuatro, el estudiante,
cinco, el caminante,
seis, el teatino,
siete, el pollino.


El cochino
mi vecino,
con la oveja
come molleja;
y la vaca
tripa saca
con la yegua
pide tregua
a la cabra
abracadabra
que espurria y salta
en la piedra más alta.
Si yo te la cojo en llano
yo te la pondré de mi mano.