domingo, 22 de junio de 2014

Leyenda Ollantay


¿Alguna vez se pusieron a pensar por qué la ciudad de Ollantaytambo lleva ese nombre? En Inca Rail hemos decidido aprovechar que nuestro viaje de tren inicia en la estación de esa magnífica ciudad, para poder hacer un breve recuento de su historia. Se dice que Ollantay, un general Inca de origen humilde, pero elevado por su gran desempeño, se enamoró de Cosi Coyllur, hija del Inca Pachacútec. Como generalmente ocurre en las historias de este tipo, la pareja se une a pesar de ser un amor prohibido y Ollantay decide pedirle al Inca su aprobación.  Pachacútec, enfurecido, expulsa a Ollantay y encierra a Cosi Coyllur en el Acllahuasi, casa de las mujeres escogidas.
Ollantay no sabe acerca de esto y piensa que su amada ha sido asesinada, por lo que decide abandonar el Cusco e instalarse en la ciudad que lleva su nombre, Ollantaytambo, donde organiza una rebelión contra el Inca y jura venganza contra la ciudad imperial.
Pachacútec envía al general Rumi Ñahui, “Ojo de Piedra”, a combatir a Ollantay, pero es emboscado y derrotado por el general Orco Huarancca, “Mil Montañas”. Diez años después, el Inca muere sin haber podido derrotar a Ollantay, y es sucedido por su hijo Túpac Yupanqui, quien se propone derrotar al general rebelde.
Mientras tanto, Cosi Coyllur había dado a luz al fruto de su amor con Ollantay, una niña llamada Ima Súmac, quien había crecido como una escogida más, sin saber la historia de sus padres. Una vez que se entera, decide ingresar al palacio y pedir piedad por su madre.
A estas altura, el antes derrotado general Rumi Ñahui venció a Ollantay utilizando la astucia; le hizo pensar que quería aliarse con él, para luego capturarlo durante una celebración nocturna.
Afortunadamente, el Inca Túpac Yupanqui había tomado interés en la plegaria de Ima Súmac. El Inca, entonces, restituyó a Ollantay y lo reunió con su amada Cosi Coyllur, dándole un final feliz a esta familia gracias a la valentía de una hija. ¡Qué historia de novela! 

jueves, 12 de junio de 2014

EL ATRAPASUEÑO





Existe una leyenda proveniente de los pueblos originarios lakotas de origen sioux sobre el atrapasueños que reza así:

Hace mucho tiempo cuando el mundo era aún joven, un viejo líder espiritual lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esta visión, Iktomi -el gran maestro bromista de la sabiduría- se le aparecía en forma de una araña. Iktomi hablaba con él en un lenguaje secreto, que sólo los líderes espirituales de los lakotas sabían entender. Mientras le hablaba, Iktomi -la araña- tomó un trozo de rama del sauce más viejo. Le dio forma redonda y con plumas, pelo de caballo, cuentas y adornos empezó a tejer una telaraña.


Hablaron de los círculos de la vida, de cómo empezamos la existencia como bebés y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, para llegar finalmente a la vejez, cuando debemos volver a cuidar de los bebés, completando así el círculo.

Pero Iktomi dijo -mientras continuaba tejiendo su red- “en todo momento de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas. Si te encuentras en las buenas, ellas te guiarán en la dirección correcta. Pero si escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimarán y te guiarán en la dirección equivocada”. Y continuó: Hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden interferir con la armonía de la naturaleza. También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas.”

Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. Cuando Iktomi terminó de hablar, le dio al anciano Lakota la red y le dijo: “Mira la telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero, úsala para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sus sueños y sus visiones. Si crees en el Gran Espíritu, la telaraña retendrá tus buenas ideas que descenderán por las plumas hasta ti y las malas desaparecerán al amanecer por el agujero”.

El anciano Lakota, le pasó su visión a su gente y ahora los indios usan el atrapasueños como la red de su vida. Se cuelgan encima de las camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones. Lo bueno de los sueños queda capturado en la telaraña de la vida y vive con ellos. Lo malo escapa a través del agujero del centro y no será nunca más parte de ellos.

Los atrapasueños o también llamados cazadores de sueños, se denominaban “Bawaadjigan” en el lenguaje Ojibwe de los sioux, quienes luego se dividieron en los sante (isanyati, los que viven cerca de Knife Lake), dakota centrales y teton (lakotas).



Estas culturas sostenían la creencia de que los sueños eran mensajes del mundo espirtual. De esta manera, el atrapasueños funcionaba como un filtro de sueños y visiones, que protegía contra las pesadillas. Los lakotas particularmente, llegaron a creer que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro, y es propicio para la buena fortuna y la armonía familiar, aparte de los buenos sueños