martes, 16 de diciembre de 2014

EL HELECHO Y EL BAMBU



EL HELECHO Y EL BAMBU

Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
-¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.
-Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú?
-Sí, respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.
-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
-¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? Le dijo el anciano y continuó…
-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
-Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, le dijo el anciano y continuó…
-La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante…


Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces…

Anónimo

De la narradora Rosarina, Alicia Rosa Bonomelli. CUENTO . URIBÍ




Viaja en una estrella fugaz por el espacio celeste, para entregar su semilla a los niños y niñas que se preparan para viajar a la tierra y nacer.

Cuando los niños y las niñas, llegan a la tierra y nacen, traen la semilla de las palabras.

Los padres, las madres, hermanos y hermanas, tíos, abuelos y amigos, se la ayudan a cultivar con voces, leyendas, juegos, cantos y cuentos.

Por el mundo las semillas de las palabras germinan con los rayos del sol, el viento, el agua, el calor de la tierra y el amor de la gente.

Así surgen las diferentes lenguas que hablan los hombres y las mujeres.

Pero todas vienen de las semillas del canasto de Uribí.

A veces, la Madrina de las Palabras está tan ocupada entregando las semillas a tantos niños y niñas que van a nacer, que no llega a tiempo a algún lugar y un niño viene a la tierra sin la semilla de Uribí.

Entonces, nosotros le damos con amor y paciencia de los frutos del lenguaje que tenemos: señas, voces, dibujos, pantomimas, juegos, danzas, cantos y cuentos, para que pueda conversar y ser feliz.

Así, la Madrina de las Palabras no estará triste y acongojada, por no haber llegado a tiempo.

Una noche, mientras Uribí dormía acurrucadita en una estrella, descansando de un largo viaje celeste, un loro le robó una semilla y la repartió entre sus amigos: un perico, una cotorra y una guacamaya.

Por eso, ellos también hablan, pero sólo un poquito, porque nada más les tocó un pedacito de semilla a cada uno.

Cuando Uribí termina su recorrido regresa a descansar y a recoger nuevas semillas debajo del árbol de la vida que crece en el centro del mundo.






FIN


Quintero, M.P. (1998) Uribí, la Madrina de las Palabras. Editado por Editorial Nuestra América de Mérida, Venezuela. Ilustradora: María Elena Rábago.

URIBÍ:
En las lenguas indígenas de los Mucuchíes y Mucubaches de los Andes Venezolanos, Uribí significa querer, amar, amor.

Otros frutos de las semillas de Uribí:
En América Latina, además del Español y el Portugués, se hablan más de quinientos idiomas indígenas.
En Venezuela además del Castellano, se hablan actualmente treinta idiomas aborígenes.

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MARÍA DEL PILAR QUINTERO. Nació en el estado Mérida. Además de escritora, es Psicóloga Social. En su obra se reflejan los intereses e inquietudes de los niños y las niñas. En sus cuentos, María del Pilar recrea el mundo mitológico que encierra la literatura oral de los Andes venezolanos. Entre sus obras se encuentran: El día y la noche, La fiesta de Lucía y Uribí, la madrina de las palabras.