martes, 20 de agosto de 2013

Empuja la roca



Se preguntaba un hombre de fe, cuál era su propósito en la vida y sin encontrar grandes talentos en sí mismo ni cualidades que lo hicieran sobresalir, se preguntaba si habría para él un uso que le diera sentido a su vida; no encontrando uno le preguntó a Dios si él tenía un plan para él. Pasó un tiempo antes de recibir una respuesta y esta llegó en forma de un sueño:
-“Encontrarás una roca al frente de tu casa, tendrás que empujarla diariamente con todas tus fuerzas” – decía una voz serena que retumbó en su interior.


Al despertar, pensando que tal vez era un juego de su imaginación, salió a la puerta de su casa y comprobó que al frente se erguía una enorme roca de varias toneladas de peso, una roca que jamás había estado ahí y de la cual, no quedaba rastro alguno que explicara cómo llego hasta ese lugar. Desconcertado y casi resignado, concluyó que esa roca estaba ahí como respuesta a sus oraciones, así que decidió ponerse en marcha y seguir los dictados de la voz divina que había escuchado en sueños.
Ese primer día, se preparó para mover la gran roca y uso todos sus recursos para tratar de hacerlo, desde su fuerza, hasta palancas e incluso un par de bueyes viejos a quienes él tenía que empujar también; la gran roca no se movió ni un centímetro y agotado tras una jornada completa de intentos decidió ir a descansar cuando la noche cayó.

La mañana siguiente con gran optimismo lo intentó nuevamente sin lograrlo y ese día se convirtió en una semana, y esa semana se convirtió en un mes y ese mes se convirtió en un año y ese año en una década. La gran Roca seguía sin moverse un centímetro al frente de su casa sin importar cuanto lo había intentado.

Una mañana apareció un forastero y curioso le preguntó: 
 ¿Qué haces tan temprano tratando de mover esa inmensa Roca? 

Aquel siervo respondió con la verdad:  ¡Dios se me rebeló en sueños y me pidió que moviera esta roca y desde entonces le obedezco.
El forastero era una de las tantas personalidades del demonio tratando de tentar a un siervo fiel y así lo hizo:  ¡Parece que en diez años la roca no se movió un centímetro de su sitio! ¿Qué clase de Dios castiga de esa manera a un siervo fiel, obligándolo a mover una roca que es imposible de mover? Los dioses te maldijeron como lo hicieron con Sísifo, obligándolo a empujar rocas inmensas montaña arriba por la eternidad sin lograr nada con su tarea; por qué no descansas y dejas esa tarea inútil, nadie te verá y yo no le diré a nadie; al final de la tarde vendrás y fingirás que intentaste mover la roca. Es lo mejor y lo más sabio de tu parte; no seas como Sísifo que empujó la roca montaña arriba eternamente sometido al castigo de los dioses… - el forastero desapareció y el siervo fiel lleno de dudas entró a su casa sin continuar su tarea.

(Sisyphus, según la mitología griega, fue un hombre que intentó burlar la muerte y a quien los Dioses castigaron obligándolo a empujar una enorme roca montaña arriba por toda la eternidad.)


Sin comer, dormir y sin descansar, sólo pensaba en que estaba siendo tentado a no obedecer a Dios, y decidió pedir misericordia, pues su ignorancia de su plan estaba arruinando su fe… ¿Lo habían castigado como a Sísifo? ¿Había desperdiciado su vida obedeciendo un Dios que lo quería castigar? ¿Por qué?

Sin perder tiempo elevó una oración:  

 Dios, he obedecido durante diez años lo que me has pedido y no pude mover la roca; perdóname si ignoro la razón por la cual me pediste que moviera la roca, pero no tiene sentido pedirme que haga algo que me resulta imposible, por favor ten misericordia de mi, ayúdame a comprender tu plan.

El siervo recibió una respuesta inmediata: 

  ¿Acaso te pedí que movieras la roca? !Te pedí que la empujaras solamente! Y eso has hecho por diez años... ahora dime: ¿Cómo eran tus brazos y como son ahora, el siervo observo sus brazos y recordó: - ¡Hace diez años mis brazos eran débiles y no podía traer agua del estanque! Sin embargo, ahora son vigorosos y fuertes, puedo hacer tareas que son muy difíciles y que antes eran imposibles para mí. Ahora dime: ¿Cómo eran tus piernas y cómo son ahora? - el siervo observó sus piernas y asintió - Mis piernas están llenas de músculos fornidos y son capaces de mover 10 veces más que en el pasado era capaz de mover, me permiten correr más lejos, saltar más alto y hacer lo que ayer era un sueño para mí...
Y tu espalda? dime ¿Cómo era tu espalda diez años atrás y cómo es ahora? - el siervo avergonzado por su ignorancia sobre el plan de Dios empezaba a comprender... Mi espalda es mucho más grande, mucho más fuerte, soy capaz de empujar y cargar pesos enormes que incluso tres hombres no podrían mover; el vigor que ahora tengo era un sueño para mi diez años atrás
y tu corazón, como está tu corazón? - Hace diez años creí que no era útil, que no había un plan para mí, ni un propósito; ahora sé que me estabas preparando para algo enorme, y estos diez años de prueba y adversidad transformaron mi mente, mi cuerpo, mi espíritu y mi corazón. ¡Ahora sé que tienes un plan para mí, sé que mi vida tiene un propósito y sé que estoy listo para cumplirlo
!Aquel hombre estaba comprendiendo...
Dios se regocijaba en su siervo fiel y el siervo fiel estaba feliz porque había obedecido; entonces, Dios le dijo: 

–  ¡ Tú empujaste la roca como te dije, y ahora yo la moveré!"

Inspirada en una leyenda popular de la mitología griega, el autor es desconocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario