miércoles, 4 de septiembre de 2013

CUENTO: A CORAZÓN ABIERTO





Mañana en la mañana abriré tu corazón, le explicaba el cirujano al niño, cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.
-Pero ¿Cuándo abra mi corazón, encontrará a Jesús ahí?, interrumpió el niño.
El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados a la par del niño y prosiguió:
-Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto, según los daños que veamos.
Y el niño interrumpió nuevamente: -¿Usted encontrará a Jesús allí?
Al cirujano, (en verdad un poco fastidiado), le pareció que ya era suficiente la explicación, saludó al niño, a sus padres y se fue.
Enseguida se sentó en su oficina, y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía:
-Aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardíaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.
-Terapia: analgésicos y reposo absoluto.
-Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primer año. Entonces detuvo la grabadora.
¿Por qué? ...preguntó en voz alta...
¿Por qué le hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?
Y Dios le contestó:
-El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera.
El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero siguió sintiendo más rencor, no entendía las razones y replicó: Tú creaste a este muchacho, y también su corazón. ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?
El Señor le respondió:
-Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.
Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó, que detrás de cada uno de esos pacientes estaba YO... su Creador.
Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo, sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.
El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.
Días después, luego de practicar la cirugía, el doctor se sentó a un
lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico.
El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
-¿Abrió mi corazón?
-Si -dijo el cirujano-
-Qué encontró? - preguntó el niño
- Tenías razón, encontré allí a Jesús…

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