viernes, 22 de noviembre de 2013

POEMAS DE NAVIDAD


¡DUERME, MI NIÑO!
de Felix Lope de Vega y Carpio

Pues andáis en las palmas
Angeles santos,
que se duerme mi niño,
¡tened los ramos!
Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto,
no le hagáis ruido,
corred más paso,
que se duerme mi niño,
¡tened los ramos!

El niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sesegar quiere un poco
del tierno llanto,
que se duerme mi niño,
¡tened los ramos!
Rigurosos hielos
le están cercando,
ya veis que no tengo 
con qué guardarlo:
Angeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi niño, 
¡tened los ramos!




––Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

––Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo. 
Existe Dios. El es la luz del día.
¡La blanca flor tiene sus pies en lodo
y en el placer hay la melancolía!

––Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro 
que existe Dios. El es el grande y fuerte. 
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

––Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos. 
Triunfa el amor, ya su fiesta os convida. 
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!
Romance del Nacimiento
de San Juan de la Cruz


Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía,

abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en su pesebre ponía,

entre unos animales
que a la sazón allí había,
los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,

festejando el desposorio
que entre tales dos había,
pero Dios en el pesebre
allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa
al desposorio traía,
y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía.


NO LA DEBEMOS DORMIR
de 
Fray Ambrosio Montesino

No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.
La Virgen a solas piensa qué hará,
cuando al Rey de luz inmenso parirá,
si su divina esencia temblará,
o qué le podrá decir.
No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.