viernes, 23 de agosto de 2013

Y estamos de canto y encanto de rimas si te aproximas...

Sal, sol, solito,
y estáte aquí un poquito,
por hoy y mañana
y por toda la semana.
Aquí vienen las monjas,
cargadas de toronjas;
no pueden pasar
por el río de la mar.
Pasa uno, pasan dos,
pasa la Madre de Dios,
con su caballito blanco,
que relumbra todo el campo.
Aquí viene Periquito,
con un cantarito
de agua caliente,
que me espanta a mí y a toda la gente.



—Sal, sol, que te llama mi señor.
—¿Qué me quiere? ¿qué me quiere?
—Darte una capa de color.
—¿De qué color?
—De la marca mayor.



“Sopla vivo te lo do”:

—¿Los mosquitos tienen ojos?
—Sí, mis ojos.
—¿Pican bien?
—Sí, mi bien.
—¿Pican en la palma?
—Sí, mi alma.
—¿Y en la oliva?
—Sí, mi vida.
—¿Quiéreste casar conmigo?
—Sí, que lo digo.
—¿Quiéresmele dar?
—Ni llegar.


—A Castilla fue,
de Castilla volvió,
barranco saltó,
garrancho la entró:
tal cual está, tal te la do.
—Digo y redigo
que cual está la recibo. 


…Deles mucho pan e vino, 
que den al pobre mezquino; 
deles algo e dineros,
que den a pobres romeros; 
deles paños e vestidos,
que den a ciegos tollidos.


Dos horas duerme el santo,
tres, el que no lo es tanto,
cuatro, el estudiante,
cinco, el caminante,
seis, el teatino,
siete, el pollino.


El cochino
mi vecino,
con la oveja
come molleja;
y la vaca
tripa saca
con la yegua
pide tregua
a la cabra
abracadabra
que espurria y salta
en la piedra más alta.
Si yo te la cojo en llano
yo te la pondré de mi mano. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario