lunes, 23 de febrero de 2015

La gallinita y la gansa

Doña Grachi (la gansa) y doña Luchi (la gallinita) eran vecinas. Todos los  años, muy entusiastas, se preparaban para el gran concurso de repostería que se hacía en el prado con motivo de la primavera.
-Tú ganarás, como todos los años -decía la gansa Grachi a su amiga-, ¿cómo haces para ganar siempre?
-Bueno -contestó la gallinita Luchi- yo siembro el maíz con mucha anticipación, lo  riego, lo cuido para que crezca sano y fuerte; luego lo cosecho; escojo los mejores granos y los muelo muchas veces para que me quede la harina muy fina y suave. También siembro y cuido la fruta con la que prepararé el pastel: sólo  así puedo estar segura de que será de la mejor calidad. Cuando llega la primavera ya tengo todo listo para poder concursar.
-Pero eso  es muy trabajoso -contestó  la gansa- Yo en cambio compro en la bodega de don Chancho todos  los ingredientes y como soy muy hábil, siempre me salen mejor que los tuyos; yo no entiendo por qué siempre te dan el primer premio a ti.
Doña Luchi se sentía muy orgullosa de ser la mejor repostera del lugar y, por supuesto, de ganar cada año el concurso, aunque tuviese que trabajar tanto, así que no hizo caso a las palabras de su vecina y siguió trabajando con mucho empeño.
Doña Grachi, que no estaba dispuesta a ocupar el segundo lugar nuevamente, tuvo una idea:
-Ya sé, compraré lo necesario en la bodega  y, sin que la gallina se dé cuenta, se los  cambiaré; así, con mi gran aptitud y sus productos, ¡yo ganaré!
Efectivamente así lo hizo,pero sucedió que a la gallinita le dio pena que su amiga siempre quedará en segundo lugar y con mucha alegría, porque tenía un buen corazón, decidió cambiarle los ingredientes para que así ella pudiera ganar el primer premio.
Una tarde, mientras doña Grachi daba un paseo, la gallinita fue a su casa y cambió nuevamente todo. Llegó por fin el  día de la primavera, todas las participantes llegaban con sus deliciosos manjares.
El jurado era muy estricto y probaba uno por uno los platillos y dulces preparados para tan importante ocasión.
Doña Grachi, muy segura de que ganaría, se paseaba hablando y comentando a todos de sus cualidades. Sin embargo, cuando los jueces dieron los resultados, la gallinita Lucho resultó ser la vencedora.
-¿Qué ha pasado? -se preguntaba- Si yo cambié los  ingredientes ¿Cómo puedo haber ganado?
En eso se escuchó un gran alboroto. Doña Grachi reclamaba el primer premio para ella y, como no se lo quisieron dar, muy furiosa contó lo que había hecho.
La gallinita comprendió entonces que, por bondadosa, había recuperado su harina, sus frutas y la leche de  la vaquita que tan cuidadosamente alimentaba y ordeñaba.
Doña Grachi, por  su lado, comprendió que haciendo trampa no conseguía nada y se propuso trabajar mucho para el concurso de la siguiente primavera, convencida de que sólo el que trabaja y se esfuerza, triunfa.





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